EXILIO Y ETERNA GLORIA

Tras haber pasado por Santiago, Chile, y residido por breve lapso en Mendoza, decidió dirigirse hacia Buenos Aires para ver a su mujer que estaba muy enferma desde tiempo atrás, pero no pudo realizar su deseo porque en Mayo, al disponerse a partir, le avisaron que en el camino había gente armada para prenderlo.
Remedios falleció en Buenos Aires el 12 de Agosto de 1823, sin que su esposo pudiera estar junto a ella a la hora de su muerte.
Guido le aconseja a San Martín que evite el viaje a Buenos Aires y que sea Merceditas quien viaje, pero a Mendoza. A pesar de ello, San Martín comprendió que debía partir, con el objeto de recoger a su única hija para educarla y alejarse con ella a Europa.
El 4 de diciembre de 1823 llegó a Buenos Aires. Allí honró la memoria de Remedios y el 10 febrero de 1824 embarco rumbo al puerto de El Havre en Francia. Dos meses más tarde, arribó la nave a destino. La presencia de San Martín despertó sospechas y múltiples consultas entre las autoridades francesas y las cancillerías amigas de los Borbones.
El 4 de mayo San Martín se embarcó con su hija hacia Southampton, estableciéndose provisionalmente en Inglaterra.
A fines de 1824 se traslado a Bélgica precisamente a la ciudad de Bruselas.
En 1828 regresa a Argentina pero al llegar al río de la Plata se encuentra con un país convulsionado por la guerra civil. El General Lavalle le ofrece hacerse cargo del ejército pero el gran capitán rechaza la oferta sabiendo que su presencia en el país llevaría a un mayor derramamiento de sangre entre compatriotas.
Posteriormente decide regresar a Bélgica donde en 1830 el pueblo belga se levantó contra la opresión holandesa, ofreciéndole a San Martín comandar las fuerzas, el Libertador rehusó la propuesta, indicando que se hiciera cargo de esa tarea un hijo del país. Atento a las convulsiones sociales que sobrevinieron, sumado a la epidemia de colera reinante y resuelto el problema de residencia en Francia, San Martín decidió llevar a su hija a un colegio de París, donde tenía una modesta vivienda y una confortable casa de campo en la cercana Grand Bourg.
Casada Merceditas con Mariano Balcarce, en 1832, fueron a vivir a Grand Bourg y allí crecieron las dos nietecitas: Mercedes, nacida en Buenos Aires, y Josefa, en aquella casa de campo, en 1836.
El General, recibiría la visita de americanos deseosos de conocerlo y honrarlo, como Sarmiento y Alberdi, y mantendría correspondencia, entre otros, con Bernardo O’Higgins, Tomás Guido, el peruano Ramón Castilla y Juan Manuel de Rosas.
Enterado en 1838 del bloqueo impuesto por una escuadra francesa al puerto de Buenos Aires, le escribió una carta al Gobernador Juan Manuel de Rosas ofreciéndole sus servicios militares contaba entonces con sesenta años. Rosas le agradeció el gesto pero a cambio, le pidió que lo ayudase haciendo gestiones en Francia.
En 1841 hizo una excursión a Bretaña y a la región de la Vandee. Al año siguiente, al Havre, la Baja Normandía y el Mediodía de Francia. En 1845 visitó Florencia, luego Nápoles, donde permaneció hasta enero del año inmediato; se desplazó a Génova y a Roma, regresando a su finca en febrero. En 1847 hizo un viaje a los Pirineos Orientales, visitó Port-Vendres y Colliure, retornando a Grand Bourg, para no emprender ningún otro viaje de estación.
El 16 de marzo de 1848 ante el clima revolucionario creciente en Francia, abandona Grand Bourg y París, y se traslada a Boulogne sur Mer. La familia se instaló en los altos de la casa situada en la Grand Rue 105. En esta ciudad se agudiza el mal de cataratas en ambos ojos, que empezó a presentarse en 1845 y que había de limitarlo sensiblemente provocándole una acentuada desazón. La ceguera gradual le impidió el goce de la lectura, a la que era tan afecto, y la redacción de sus cartas, de lo que se lamenta en reiteradas ocasiones. También se agravó su úlcera culpa de la gastritis crónica que tanto le afecto en sus campanas militares con vómitos de sangre y punzantes dolores.
A fines de la primavera de 1850 se trasladó, para atenuar sus dolencias, a los baños termales de aguas sulfurosas de Enghien, cerca de París.
El día 6 de agosto salió a dar un paseo en carruaje ya que le era imposible hacerlo a pie y volvió tan extenuado que debió ser auxiliado para descender del coche y subir las escaleras hasta su dormitorio.
Al día siguiente amaneció amortecido, pero, en medio de una fiebre alta, se recuperó. En la mañana del 17 de agosto, se mostró con aparente mejoría y pidió pasar a la habitación de su hija y escuchar la lectura de los periódicos. Hacia las dos de la tarde rodeando su lecho su hija, su yerno, las niñas se produjo una nueva crisis de gastralgia y fue recostado en el lecho de su hija: "Mercedes, esta es la fatiga de la muerte...". Sus últimas palabras fueron para pedir a Mariano que lo condujera a su habitación. A las tres de la tarde expiró.
Sus restos fueron depositados en la cripta de la catedral de Nuestra Señora de Boulogne. Allí reposarían hasta su traslado, en 1861, al panteón familiar en el cementerio de Brunoy.
En 1862 Buenos Aires alzó su estatua ecuestre y en 1880 sus restos fueron traídos a esta ciudad, como él lo deseó en su testamento.
El gobierno argentino, en 1926, adquirió la casa de Bulogne Sur Mer que fuera hogar postrero del Libertador.
Eterna gloria al General San Martín!!!

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